Constitucionalmente México tiene su soberanía radicada en los Tres Poderes de la Unión de entidades federativas: El Poder Legislativo, el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo.
Se interpreta como Legislativo a los diputados y senadores cuyo encargo es elaborar el código de conducta pública de los mexicanos. Es decir, hacen las leyes para regular las acciones entre particulares, entre éstos y el gobierno y viceversa.
Los jueces, magistrados y ministros tienen como responsabilidad de conocer e interpretar las leyes hechas por el Poder Legislativos y enjuiciar a quienes cometen delitos o infringen las leyes.
Corresponde al presidente de la República ser quien supervise el respeto irrestricto de todas las leyes, remitiendo ante el Poder Judicial quienes analizan los hechos de los infractores y determinen el castigo, para que sea el poder Ejecutivo quien reforme la conducta.
Desde el movimiento de Independencia (1810-1821), pasando por la Reforma (1862) y hasta la Revolución Mexicana (inicia 1910… no hay fecha oficial de culminación), la figura del Poder Ejecutivo (presidente) ha predominado sobre los otros dos.
En época de Porfirio Díaz, el grupo halagador presidencial que nunca falta, cambió la celebración del aniversario del inicio de la Independencia del 16 al 15 de septiembre porque el 15 era el cumpleaños del mandatario mexicano… Usted sabe que hasta la fecha se continúa con esa costumbre, pese a que la historia oficial tacha de dictador a Don Porfirio.
Gobiernos van y vienen en México, del color que me diga, pero ninguno termina por señalar el fin de la Revolución Mexicana. La independencia empezó el 16 de septiembre de 1810 y culminó en 27 de septiembre de 1821… La revolución empezada por Francisco I. Madero fue el 20 de noviembre de 1910… ¿Cuándo concluyó?
En otro orden de ideas, mirando el México de hace unas décadas, la industria textil y del plástico tuvieron excelente producción para venderse en septiembre, cuando las familias de todos los contextos sociales dedicaban parte de su presupuesto para decorar las fachadas de sus casas, edificios, multifamiliares, hasta calles, avenidas, callejones y bulevares con motivos patrios.
Las principales plazas desde el ejido más modesto hasta la misma Plaza de la Constitución, los comercios y edificios públicos como el Palacio Municipal o de Gobierno del Estado o el mismo Palacio Nacional, son decoradas con luces tricolores, además con figuras en papel picado y plástico.
Es un hecho que las fachadas de las casas, desde la más humilde hasta la residencia, dejaron de ser adornadas con tela o plástico tricolor que se colocaba a todo lo ancho de la casa y entonces era una chulada caminar por esas calles que orgullosas exhibían los colores patrios, con o sin águila, pero que hacían hincapié del nacionalismo presente en cada familia.
En rumbos de pueblos o colonias populares de una capital de estado, en cada ciudad importante o la misma Ciudad de México, innumerables calles fueron adornadas con tiras de papel tricolor picado y que con los adelantos tecnológicos el papel de china fue sustituido por plástico.
Era un hecho que la noche del 15 de septiembre, con el presidente en turno, desde el lugar más alejado de la civilización, hasta la ciudad más importante se alzaba la voz para gritar el muy tradicional ¡Viva México!
Algunos connacionales que por trabajo, paseo o diversión pasaron la noche del 15 de septiembre en el extranjero, era típica la celebración del Grito de Independencia, al choque del brindis que podría terminar en borrachera… patria.
El famoso grito también se ha ido modificando, particularmente por el protagonismo del político al micrófono, cuando frente a la multitud patriótica, se enarbola a héroes como Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Abasolo, Josefa Ortiz de Domínguez… pero que han sumado José María Morelos y Pavón, Guadalupe Victoria, Benito Juárez y desde luego a héroes locales y hasta programas de gobierno como la 4T.
Desde luego no han faltado los momentos graciosos al ondear el lábaro patrio y la primera dama del estado o de la nación, tuvo que ‘cabecear’ para no recibir un golpe involuntario de la bandera movida por el ejecutivo municipal, estatal o nacional como ha sucedido en distintos palacios de gobierno en el país.
Una celebración típica es la cena, generalmente con sabores mexicanos y servida en los hogares más modestos hasta las cenas de casino, donde el invitado de honor es el gobernador en turno y su siempre simpática esposa.
Este es el México de hoy… el México que cambia… el México cuyos adornos en las calles y domicilios desaparecieron… el México donde las fiestas patrias en familia ya no existen, si acaso entre amigos… el México que no se transformó… el México que se dividió por lo menos en dos sectores: Los chairos y los Fifis.
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