Los años buenos y malos han pasado por ellos, sin duda alguna; tanto en apariencia como a través de sus voces, es innegable el paso del tiempo: Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) y Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) se han convertido en dos músicos longevos, seguramente por ello derrochan profesionalismo y muestran férreas hechuras sobre el escenario.
Pocos minutos antes de las 21 horas de ayer viernes, la gira “No hay dos sin tres” pisó suelo mexicano, al presentarse ambas leyendas españolas en el Auditorio Nacional ubicado en la Ciudad de México. El concierto comenzó con un clásico del repertorio propio del poeta nacido en Jaén, así “Está noche contigo” arrancó las primeras palmas del público asistente, el cual casi ocupó en su totalidad las localidades del recinto.
Tras dicha interpretación en donde lució el guitarrista Antonio García de Diego, tanto Serrat como Sabina pronunciaron algunas palabras acerca de la condición actual por la cual vive Europa, achacándole a tal motivo la presencia de ambos artistas en Latinoamérica; ambos bromearon con el público al afirmar que decidieron cruzar el Atlántico porque en estas tierras casi no hay problemas en la actualidad: como “ejemplo” de tal situación de calma, mencionaron a los países sudamericanos Chile, Colombia, Ecuador y Bolivia.
Con respecto a la situación política en esta última nación mencionada, y en un tono más serio, se pronunciaron en franca admiración a la decisión del actual gobierno mexicano de dar asilo político a Evo Morales, ex presidente boliviano; por ello, argumentaron, “pensamos que también ustedes podrían darles asilo a estos dos españoles en México…”.
Tras dicho momento de reivindicaciones políticas, Serrat interpretó el mítico tema “Tu nombre me sabe a hierba”, seguido de “Aves de paso”, la cual cantaron a dos voces. Al finalizar este tercer tema, el público ya se hallaba entregado a la presentación del catalán y el madrileño, quienes se hicieron acompañar en el escenario por sus habituales escuderos: en el caso de Sabina, fue cobijado por Antonio García de Diego y “Pancho” Varona, además de la presencia cada vez más cotidiana del saxofonista José Miguel Sagaste, seguido de Laura Gomez en el bajo y Pedro Barceló en la batería. Por parte de Serrat, no faltó la figura de su fiel acompañante, el pianista Ricardo Miralles. En los coros lucieron las voces de la ya habitual Mara Barros, así como de Sofía Mohamed.
Conforme el concierto avanzó, ambos cantantes se vieron cómodos en el escenario. Serrat brindó su primer gran momento vocal al interpretar un ya memorable tema de Sabina, “Una canción para la Magdalena”, lo cual produjo un ambiente de gran emotividad. El catalán no dejó que tal ánimo se rompiera y echó mano de “Es caprichoso el azar”, cantada junto a Mohamed, quien demostró una alta calidad de voz, misma que fue reconocida por el público tras brindarle aplausos efusivos.