El fallecido ex presidente cubano pisó suelo tamaulipeco en los años cincuenta, concretamente visitó las ciudades de Tampico, Victoria, Abasolo, Mier y Reynosa, de esta última, emprendió su viaje hacia los Estados Unidos de América.
Según relata Eloy A. González en su libro “Historia de Cuba”, el comandante Castro Ruz señala que en el municipio de Abasolo instaló un campo de entrenamiento militar en un rancho llamado “María de los Ángeles”.
En Ciudad Victoria estuvo de paso y, según el libro, Fidel Castro estuvo hospedado en el hotel Sierra Gorda, uno de los más añejos de mayor tradición en la Capital de Tamaulipas.
En “Historia de Cuba”, también describe que un lugareño, dueño por aquellos años de una gasolinera dio trabajo a Fidel Castro en los días que este estuvo en Reynosa; él no sabía nada del personaje y le dio trabajo para ayudarle porque no tenía medios para subsistir. Según el relato, Fidel, se desempeño por varios días como despachador de una gasolinera en esa ciudad fronteriza.
Hay otros relatos de historiadores que dan cuenta que Castro pasó, incluso varias veces, por Tamaulipas y también se corrobora en el libro “Historia de Cuba.
“Fidel Castro andaba por la zona de Tampico. Al menos en aquella ciudad lo sitúan algunos dedicándose a establecer un campamento de entrenamiento en la zona”, indica el relato.
Cuenta también que en la carretera de Tampico a Mante fue detenido por un “oficial motociclista” de nombre Armando Ayesh, quien comprueba que el auto donde viajaba Fidel llevaba armas. Pero el oficial no lo denunció y le ayudó a reclutar gente para su lucha armada.
“Se necesitaban armas para entrenar y para armar a los expedicionarios .Esto lleva nuevamente a Fidel al escenario del norte de Tamaulipas. Esta vez en Ciudad Mier al norte del Estado y por aquel tiempo terreno dedicado al contrabando a través de la frontera. En toda una operación de contrabando de armas con datos muy precisos esto es lo que se asegura que ocurrió”, indica el libro.
Eloy A. González puntualiza que Fidel Castro tenía su jefatura en el Hotel Mi Ranchito cerca de Abasolo, aunque no se encontraba en ese lugar cuando la deserción, dio la orden de que dejaran el campamento y se dirigieran a Ciudad Victoria. La capital del estado en un momento contó con cerca de medio centenar de implicados que ocuparon habitaciones en los principales hoteles de la ciudad.
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