La reiterativa promesa de trabajar con humildad, humanismo y sin dar tregua a la impunidad que hace el gobernador electo Francisco Javier García Cabeza de Vaca, nos hace recordar aquellos ayeres en que el mandatario estatal en turno, como ya lo cité en colaboración anterior, bajaba a la plaza no sólo a bolearse sino incluso a caminar por la calle Hidalgo sin siquiera anunciarlo o mandar avanzada, como se dice ahora.
De eso ya han pasado al menos cuatro sexenios, cuando era común ver al fallecido Américo Villarreal Guerra caminar al medio día desde Palacio de Gobierno hasta el 11 Morelos e Hidalgo, para acudir a comer a la casa de la familia. Su travesía se daba en medio de saludos por parte de los transeúntes que veían como algo natural que el Gobernador caminara junto a ellos, lo que le daba una imagen precisamente de humildad y humanismo.
Desde luego que las circunstancias que se viven ahora no hacen seguro un paseo a sus anchas y sin reparar en medidas preventivas y de protección, no sólo para un gobernante sino para cualquier ciudadano, sin embargo ese es precisamente el tamaño del reto que tienen las actuales y las futuras autoridades: devolver la confianza a la sociedad de que la Ciudad le pertenece a la gente de bien, que es al final de cuentas la que ha hecho grande a la Capital.
Es un buen comienzo que se hable y se esté consciente de lo que realmente reclaman los tamaulipecos, porque nadie que cierre los ojos a la realidad puede darnos la confianza de que hará algo por remediar la crisis de inseguridad que aqueja a todos los sectores de todo el estado. Sin embargo referirse también a cambios de actitudes y conductas también refleja que se está al tanto de que el trato hacia los gobernados no ha sido el correcto, pues para nadie es un secreto que se han sufrido excesos.
Vale dejar claro que del ejemplo que dé García Cabeza de Vaca a sus colaboradores y alcaldes, sean o no panistas, depende en gran medida que aterrice su propuesta de cambiar el rostro de la autoridad y se de paso a la legalidad e imparcialidad, al beneficio colectivo y la optimización y transparencia en la aplicación de los recursos, porque de otra forma estaremos de un pantano a otro.
APUNTE.- De acuerdo a las crónicas ayer le tocó el turno a la Secretaría de Educación de Tamaulipas de participar en la gradual etapa de entrega-recepción, encuentro en el que ya se dejaron ver al menos dos de los prospectos a sustituir al doctor Diódoro Guerra Rodríguez.
Estuvieron el ex delegado de la Secretaría de Educación Pública en la entidad, Agustín de la Huerta Mejía nacido en Ciudad Madero, así como el matamorense Héctor Escobar Salazar, uno más que el otro son mencionados como punteros en la carrera por la SET.
En ambos casos se trata de personajes ligados a la educación privada, pues sus padres son dueños de instituciones superiores, De la Huerta Mejía su progenitor es propietario de la popular y prestigiada Preparatoria Madero, mientras que el de Escobar Salazar lo es de la Universidad Santander en Matamoros.
Los dos han intentado acceder a candidaturas por su partido pero hasta ahora no han pasado de las pre, De la Huerta Mejía ha sido disciplinado y actualmente es secretario de finanzas del PAN estatal por lo que ya es hora de su recompensa. Por su parte Escobar Salazar trae bajo el brazo un doctorado en educación y algo de trabajo partidista.
Lo único que sí se puede adelantar es que juntos pueden hacer un muy buen papel al frente de la SET, aunque habrá qué esperar las sorpresas que nos tenga el gobernador electo.
PENDIENTE.- En su momento la ex avenida La Paz estuvo en un tris de ser la avenida Juan Pablo II a propuesta de regidores panistas, pero el bloque mayoritario lo evitó y al final quedó en Carlos Adrián Avilés Bortoloussi. Ahora dicen que los católicos vienen por sus seis años y que el Cristo del Corcovado podría quedarse chico, ¿será?
Aquí los veo, leo y escucho: @JosdelCarmenPR / pr_jc@hotmail.com
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