El juego perverso que se fragua en el CEN del PRI al imponer a un ilustre desconocido en su dirigencia nacional hace suponer que son ciertas las versiones de que hay un pacto secreto –bueno, ya no tan secreto- para impulsar desde la Presidencia de la Republica a MARGARITA ZAVALA como candidata del PAN para el 2018 y bloquear, por enésima vez, las aspiraciones de ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR.
Habiendo tantos priistas como amplia experiencia y uno que otro con méritos suficientes, ENRIQUE PEÑA NIETO decidió imponer a ENRIQUE OCHOA REZA como el sucesor de MANLIO FABIO BELTRONES RIVERA.
Si se trata de tener al PRI medio sedado para impulsar a quien será la candidata del PAN, ¿Qué necesidad había de exhibir una imposición tan burda…?
Expliquémoslo, o al menos intentémoslo: Se pudo haber impuesto como líder tricolor a alguien ampliamente conocido pero con la consigna de mantener al partido en “stand by”. Quieto, pues…
Es decir, aquí está “fulano de tal” quien a su vez dijera que va a convertir al PRI en el mejor partido de este planeta Tierra, aunque todo sea una mentirilla de las muchas que pululan en nuestro sistema político.
Pero imponen a un inexperto quien jura y perjura que conseguirá la hazaña de que el PRI retendrá la Presidencia de la Republica en el 2018 y pamba al que se ría.
Hay mucha perversidad en este juego, insistimos, se trata supuestamente de un pacto para trascender más allá de este sexenio pero que en el 2018 sea el PAN el que se encargue del poder presidencial.
Y es que lo más importante no es que MARGARITA ZAVALA sea la próxima -y primera- Presidenta de México.
Lo primordial, lo vital, lo estratégico es que LOPEZ OBRADOR no logre su objetivo de ganar en la urnas, eso es lo que les provoca escalofríos a los hombres en el poder.
Y es que el 99.9 por ciento de los mismos priistas consideran que ENRIQUE OCHOA REZA será un líder de escaparate y que las grandes decisiones se tomarán desde Los Pinos, como siempre ha ocurrido, aunque a MANLIO FABIO al menos si le escuchaban sus sugerencias.
Aquí en Tamaulipas siguen los dimes y diretes por decidir quién será el próximo dirigente estatal del PRI y todo apunta que esa responsabilidad recaerá en EDGAR MELHEM SALINAS o en ALEJANDRO GUEVARA COBOS, ambos diputados federales.
Por cierto, levantó ámpula las declaraciones de MARCO ANTONIO BERNAL de que, pésele a quien le pese, buscará ser senador de la Republica.
Como que al matamorense de plano se le quemaron las habas pues está viendo como las aguas siguen muy revueltas y el muy campechanamente se pone a hablar de sus aspiraciones personales.
Otra sorpresa fue la renuncia de ENRIQUE DE LA GARZA MONTOTO como delegado federal del ISSSTE.
Según trascendió, el hoy exfuncionario tiene planeado dedicarse de lleno a actividades empresariales e incluso, planea cambiar de lugar para vivir.
Mientras que el pastor congresal, RAMIRO RAMOS SALINAS anunció que será en septiembre cuando se inicie con el proceso de la entrega-recepción de la legislatura tamaulipeca.
Se tratará de un hecho histórico pues es el inicio de la llegada por vez primera del PAN como partido mayoritario al Poder Legislativo.
Volviendo con lo del PRI nacional, duras las palabras del exgobernador de Oaxaca, ULISES RUIZ quien no tuvo empacho en asegurar que con ENRIQUE OCHOA REZA, su partido perderá en el 2018.
Cuestionado tiempos atrás por organismos ciudadanos por la forma tan sui generis con que gobernó Oaxaca, RUIZ ha sido de los pocos priistas que han demostrado su inconformidad por la imposición de OCHOA REZA.
¡Aguas! Porque hoy más que nunca a ENRIQUE PEÑA NIETO parece que no lo calienta ni el sol.
Sobre aviso, no hay engaño…
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